
Amada Virgen María, en esta mañana del jueves 14 de noviembre de 2024, me presento ante ti con humildad y gratitud en mi corazón. Tú, que eres la Madre de nuestro Señor Jesucristo, el refugio de los pecadores y la Reina de la Paz, me arrodillo ante tu presencia para encomendarte este día que comienza.
Madre Santísima, gracias por ser el faro que ilumina mi vida, por guiarme con tu ejemplo de fe, humildad y amor incondicional. Hoy quiero agradecerte por todos los dones que has intercedido para mí y por cada bendición que he recibido. Gracias por ser mi consuelo en los momentos difíciles y mi alegría en las victorias que la vida me ha permitido alcanzar.
Te consagro, Madre, mi corazón, mi mente y mis acciones en este día. Que cada pensamiento esté alineado con la voluntad de tu Hijo, que mis palabras sean reflejo de su amor, y que mis manos trabajen con diligencia para servir a los demás como tú lo hiciste. Ayúdame a vivir este día con un espíritu de entrega y dedicación, buscando siempre glorificar a Dios en todo lo que haga.
Oh Madre de Misericordia, intercede por mí ante tu Hijo para que me conceda la gracia de ser mejor cada día, de vencer mis debilidades y de crecer en virtud. Protégeme de los peligros, aleja de mí todo mal y guíame por el camino de la santidad. Madre amada, sé mi escudo frente a las adversidades y mi refugio en las tempestades.
Hoy quiero poner en tus manos a mi familia ya todas las personas que amo. Bendícelos con tu amor maternal, protégelos bajo tu manto y guíalos hacia el camino de la salvación. Te pido especialmente por quienes están enfermos, tristes o enfrentan dificultades, para que encuentren en ti el consuelo y la esperanza que necesitan.
Madre Inmaculada, hoy también quiero pedirte por el mundo entero. Intercede por la paz en los lugares donde hay conflictos, por la justicia en las naciones donde reina la opresión, y por la unión entre los pueblos divididos. Inspira en nuestros corazones el deseo de construir un mundo más justo y solidario, siguiendo el ejemplo de amor y servicio que tú nos enseñaste.
En este día, te pido que me ayudes a ser un reflejo de tu bondad y compasión. Enséñame a mirar a los demás con tus ojos de misericordia, a escuchar con atención ya actuar con generosidad. Que pueda llevar tu paz a quienes me rodean y ser un instrumento de reconciliación en mi comunidad.
Virgen Santísima, Reina de los Cielos, en esta mañana te entrego mis aviones y mis sueños. Sé tú quien los guía y los lleven a buen término si están alineados con la voluntad de Dios. Dame la sabiduría para discernir lo correcto, la fortaleza para perseverar y la paciencia para aceptar los tiempos de Dios en mi vida.
Gracias, Madre, porque siempre escuchas mis oraciones y las llevas con amor a los pies de tu Hijo. Gracias porque sé que caminas conmigo en cada paso, que nunca me abandonas y que siempre estás dispuesta a acogerme en tus brazos cuando más lo necesito.
Hoy, María, quiero renovar mi confianza en ti y mi compromiso de seguir tus enseñanzas. Ayúdame a rezar con fervor, a amar sin medida ya vivir con un corazón agradecido. Que este día sea una oportunidad para acercarme más a ti ya tu Hijo, y para compartir su amor con los demás.
Madre de la esperanza, gracias por ser mi guía y mi protectora. Que en este día pueda caminar bajo tu amparo, confiando en que tu amor maternal me cuida y me guía. A ti, que eres la Estrella de la Mañana, confío cada uno de mis pasos y cada decisión que tome.
Virgen María, en esta mañana del jueves 14 de noviembre de 2024, te encomiendo mi vida y todo lo que soy. Haz de mí un instrumento de paz y de amor en este mundo, y ayúdame a vivir de tal manera que pueda glorificar a Dios en todo momento.
Gracias, Madre, por tu constante intercesión y por tu amor infinito. Que este día sea un reflejo de tu gracia y que mi corazón esté siempre unido al tuyo.
Amén.