
Querida Virgen María, en esta mañana de viernes 8 de noviembre de 2024, me acerco a ti con un corazón humilde y lleno de gratitud. Gracias, Madre amorosa, por tu constante protección y por ser siempre mi guía hacia Dios. Hoy quiero encomendarte cada momento de mi día y pedirte que me acompañes en cada paso que dé. Que en este nuevo amanecer, mi vida sea un reflejo de tu paz, tu pureza y tu amor incondicional.
Madre querida, te doy gracias por todas las bendiciones que Dios me ha dado a través de tu intercesión. Sé que tú, que conoces mis necesidades y mis deseos más profundos, llevas mis súplicas a tu Hijo Jesús, y confio en que, bajo tu amparo, cada aspecto de mi vida está en buenas manos. En esta mañana, quiero poner mis acciones y mis bajo tu protección, para que me ayudes a vivir en armonía ya actuar con bondad y misericordia hacia los demás.
Virgen Santísima, tú que viviste una vida de entrega total a Dios, enséñame a decir “sí” a la voluntad del Señor en mi vida. Dame la humildad de aceptar sus planes, aun cuando no los entienda por completo, y la fortaleza para perseverar en la fe. Que tu ejemplo de obediencia y confianza me inspire a seguir siempre el camino que Dios tiene para mí, sin temer ni dudar, sabiendo que su amor es perfecto y que sus caminos son siempre justos y buenos.
En esta mañana, te pido, Madre de bondad, que ilumina mis pensamientos y mis decisiones. Dame la claridad para discernir lo que es correcto y el valor para actuar conforme a los principios de Jesús. Que en cada situación que enfrente hoy, pueda recordar tu dulzura y tu serenidad, y que mis palabras y acciones sean un testimonio de la paz que proviene de estar cerca de Dios. Ayúdame a ver a los demás con tus ojos, a comprender sus necesidades ya actuar con compasión y generosidad.
Querida Madre, te entrego también a mi familia ya mis seres queridos. Protégelos con tu manto y dale paz en sus corazones. Que cada uno de ellos sienta tu amor maternal y encuentre en ti el consuelo y la fortaleza que necesitan. Que puedan vivir este día con serenidad, confiando en que tú los acompañas y que, a través de tu intercesión, Dios los cuida y los bendice en cada momento. Hazles sentir que, en tus brazos, están seguros y guiados.
En este día, te pido especialmente por aquellos que están pasando por dificultades, por los que se sienten solos o desamparados, y por quienes han perdido la esperanza. Llévalos a tu Hijo y muéstrales el camino hacia la paz y el consuelo. Que, a través de tu amor, puedas encontrar la fortaleza para superar sus pruebas y el aliento para continuar adelante. Ayúdales a ver que en Dios siempre hay un propósito, aun en medio de la adversidad, y que su amor nunca falla.
Madre Santísima, en esta mañana también quiero pedirte por mí. Sabes los miedos y las dudas que a veces me atormentan, las inseguridades que me impiden vivir plenamente. Te pido que me llenes de tu paz y me des la confianza para soltar esos temores, entregándolos a Dios. Enséñame a vivir con fe ya confiar en que, pase lo que pase, Dios está a mi lado, guiándome y cuidándome. Que hoy pueda vivir en paz, sabiendo que no estoy solo, sino que tengo tu amor y tu protección.
Te pido también, Virgen María, que me ayudes a ser un canal de paz y amor para quienes me rodean. Que este día, en cada encuentro y en cada conversación, pueda reflejar la bondad y la ternura que tú nos inspiras. Ayúdame a ser paciente, a escuchar con el corazón abierto ya brindar una palabra amable a quienes lo necesiten. Que mi vida sea un testimonio de la paz que viene de estar en comunión contigo y con tu Hijo Jesús.
Madre de todos nosotros, en este día también quiero pedirte por el mundo. Mira con compasión a tantas personas que sufren, que están en conflicto, que buscan consuelo en medio de las dificultades. Intercede por ellas y pide a Dios que derrame su paz y su misericordia sobre cada rincón del planeta. Que cada ser humano pueda encontrar en tu amor un camino hacia la reconciliación, el perdón y la paz. Ayúdanos a ser constructores de un mundo más justo y solidario, en el que todos puedan vivir con dignidad y en armonía.
Te doy gracias, Madre Santísima, por escucharme, por recibir mis oraciones y por llevarlas a tu Hijo. Sé que siempre estás a mi lado, que nunca me abandonas y que, en tus brazos, puedo encontrar el consuelo que mi alma necesita. Gracias por ser mi madre, mi amiga y mi protectora. Gracias por guiarme hacia Dios y por ser una luz en mi vida.
Al comenzar este día, quiero renovar mi compromiso de vivir en el amor y en la verdad, de buscar siempre el bien y de caminar de la mano de Dios. Que, con tu ayuda, pueda afrontar cada reto con valentía y cada alegría con gratitud, sabiendo que en todo momento tú estás conmigo.
Virgen María, Madre amorosa, te pido que permanezcas conmigo a lo largo de este día, guiándome y protegiéndome. Que pueda vivir en la paz de saber que tú y tu Hijo están a mi lado, sosteniéndome en cada paso. Gracias por tu amor y por tu presencia constante. Que mi vida sea siempre una ofrenda de amor a Dios y una muestra de la fe que tú nos enseñaste con tu ejemplo.
En este día, confió en que con tu intercesión, mis oraciones serán escuchadas y que todo lo que vivo me acercará más a Dios. Ayúdame a recordar que en cada momento, sea en la alegría o en la prueba, tu amor me sostiene y me guía. Que este día sea una bendición, llena de paz, amor y esperanza.
Gracias Madre, por acompañarme siempre y por ser mi luz en el camino hacia Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.