
Madre Santísima, en esta noche serena de sábado 9 de noviembre, me acerco a ti con humildad y gratitud, confiando en tu amor maternal y tu intercesión ante nuestro Señor Jesús. Gracias, Madre querida, por haber estado a mi lado durante este día, por cubrirme con tu manto de protección y guiarme en los momentos de incertidumbre. En esta hora de descanso, quiero entregarte todo lo que viví, lo bueno y lo difícil, para que lo lleves a los pies de tu Hijo.
Te pido que perdones mis fallos, por las veces en que me alejé del amor y la bondad que tú nos enseñas. Ayúdame a aprender de mis errores ya crecer en humildad y fe. Toma mis preocupaciones y temores, Madre amorosa, y ponlos en manos de Dios, para que mi corazón pueda descansar en su paz.
Cubre con tu manto a mi familia ya todos los que amo. Dales salud, fortaleza y esperanza. También te ruego por quienes esta noche sufren: los que están enfermos, los solitarios y los que han perdido la fe. Llénalos de tu amor y acompáñalos para que encuentren consuelo en el Señor.
Madre de la humanidad, intercede por nuestro mundo. Ruega por la paz en las naciones, por la unidad en las familias y por la conversión de los corazones. Enséñanos a vivir como hermanos ya construir un mundo donde reina el amor y la justicia. Que cada uno de nosotros, inspirado por tu ejemplo, sea un instrumento de paz y reconciliación.
Gracias, Madre, por escuchar mis oraciones y por no dejarme solo en los momentos de dificultad. Que esta noche pueda descansar en la certeza de que tú y tu Hijo cuidan de mí y de todos mis seres queridos. Renueva mi espíritu mientras duermo, y ayúdame a despertar mañana con un corazón dispuesto a seguir a Dios ya vivir según su voluntad.
Virgen de la noche, Madre de la esperanza, en tus manos dejo mi vida y mis sueños. Gracias por tu amor infinito y por ser siempre mi refugio y mi guía. Te pido que me sigas acompañando en cada paso y que nunca me falte tu consuelo. Que esta noche mi alma encuentre paz y mi corazón descanse en el amor de tu Hijo.
Amén.